Si piensas que la hermosura con que cuentas los cuentos que
me encanta oír no tiene nada que ver con que estemos tan
juntos en este momento, entonces aceptaré que yo soy la cobarde que debe abandonarte
y dejar de creer que formas parte de de lo que me impulsa a escribir, de otra forma, calla
y espera, que después de terminar de escucharte a lo mejor te agradezca.