20 nov 2012


A veces nos subimos a un barco, viajamos con desconocidos, por tierras a lo mejor soñadas, compartimos los mismos paisajes y gritamos de igual manera cada vez que nos parece adecuado. Nunca, o capaz, hace mucho que no sentía el placer de querer volver para reencontrarme con una persona que me sacó una sonrisa hasta cuando pretendías dar impresión de áspero (no sy de las que necesitan el pasado para ser feliz, al menos eso creo. A lo mejor queda mucho por conocer, pero me basta con rosar tu persona, con descubrir una pequeña parte del viajero que compartiste conmigo, el mismo que reencuentro y me sonríe, y sí, también el que recuerda a cada rato que soy “su hija en el UNO”.