A veces nos subimos a un barco, viajamos con
desconocidos, por tierras a lo mejor soñadas, compartimos los mismos paisajes y
gritamos de igual manera cada vez que nos parece adecuado. Nunca, o capaz, hace mucho que no sentía el placer de querer volver para
reencontrarme con una persona que me sacó una sonrisa hasta cuando pretendías dar
impresión de áspero (no sy de las que necesitan el pasado para ser feliz, al
menos eso creo. A lo mejor queda mucho por conocer, pero me basta con rosar
tu persona, con descubrir una pequeña parte del viajero que compartiste
conmigo, el mismo que reencuentro y me sonríe, y sí, también el que recuerda a
cada rato que soy “su hija en el UNO”.