22 sept 2012


Si en mis últimos momentos me pidieran por maldad recordar un instante preciso me recordaría aquel pasillo de arboles gigantes que formaban una sombra nunca antes vista, caminando con dos colitas en mi pelo y cantando “Un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña” no precisamente por lo feliz que me sentía ante tan terrorífico escenario sino porque es el recuerdo mejor creado que pude lograr, no hace falta que sea cierto, de hecho, quizás lo es, la verdad no importa, pero me río recordando esa película de terror que viví caminando a los 3 años por las tierras patagónicas.